domingo, 7 de agosto de 2011

Corrientes etílicas

Lo noto mirándote, qué difícil es, pensándote y maldiciéndote volvía haciendo eses.

El frío me calaba sin permiso, mis SOS eran ignorados, me olvidaste sin previo aviso, murieron nuestros recuerdos desangrados.

Esto no tiene sentido ninguno, un día y otro más idénticos, comiéndote mi corazón de desayuno sentiste que mis latidos eran auténticos.

El reloj de la cocina se ha parado y que se pare el del mundo también. El capital mantiene el amor varado y yo mataría tus miedos pero no soy quién.

Exprímeme y con la última gota quizá puedas saciar tu sed, escucha bien la última nota porque es posible que ya no siga a tu merced.

El Vendedor de Versos.

No hay comentarios: