viernes, 12 de agosto de 2011

Colores

Sabía mucho más de esa copa de Rioja que de ti. Era de color cereza, granate oscuro o picota, con borde violáceo vivo. De aroma fresco, intenso, afrutado, varietal, con recuerdos a la zarzamora y las grosellas, ciertas notas florales, lácteas y anisadas. En boca bien constituido, cuerpo medio, sabroso y aromático, con taninos dulces, una acidez perfectamente integrada y persistente retro nasal.

Levantando los ojos de esa copa el color azul de lluvia fría del que se vestían tus pupilas al anochecer transformaba esa vida que tú creías color de rosa y que yo siempre vi negra, negra azabache, en gris, gris claro huyendo de la oscuridad. La oscuridad que se iba a dar cita con la noche, en apenas media hora, cuando el atardecer agonizante no volviera hasta mañana, víctima de una muerte temporal y fuera cómplice de nuestra locura. Locuras que con nocturnidad y alevosía se refugiaban y escondían en el asiento trasero del coche y que se metían por debajo de tu vestido hasta llegarte al alma, plaza donde el olvido no suele habitar y donde pido que me guardes el recuerdo para que no se me olvide.

El Vendedor de Versos.

No hay comentarios: