miércoles, 30 de marzo de 2011

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro

Te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirandoté

El poema que me escribió para ti Mario Benedetti.

martes, 29 de marzo de 2011

Yo soy

Yo soy el de las medias tintas, el de los proyectos inconclusos, el de las promesas incumplidas. El que pronunció siempres que se convirtieron en nuncas, el que dijo síes cuando eran noes, el que prometió versos que jamás se escribieron.

Yo soy el egoísta complacido que tuvo a bien todo mientras no miró más allá de su ombligo. El que miraba con desdén el mundo entero y quemaba la basura de fuera sin buscar antes sus residuos dentro.

Yo soy el que aprendió sin saber muy bien cómo a distanciarse de su vida, como si sus actos no fueran con él. El que se sentía actor mientras todo era película hasta que se dio cuenta de que su sangre no era de mentira.

Yo soy el que busca en los espejos la mirada del niño que fue. Soy el que se siente solo más a menudo que el llanero solitario, el que llora por dentro y se ahoga en un vaso de lágrimas. El que esconde las inseguridades bajo un burdo disfraz de prepotencia, y que sabe además sin mirarse lo mal que le queda.

Yo soy el que no sabe amar y el que todavía no ha aprendido. Soy el que habla de amor y solo piensa de olvido. Soy el que hablaba de valores y amores perdidos, los mismos que traicionó uno por uno escondido. El tipo al que todo le importa un bledo, el que se autodestruía en los lavabos, el que vomitaba besos que no sentía sobre labios fríos que no respondían.

Yo soy el que recuerda a quienes se han olvidado de mí. Yo soy el que ha olvidado a todos los que me recuerdan.

Yo soy el que no le encuentra ningún sentido a este mundo.

Yo soy presente que quiere ser pasado para abrazar en paz al futuro.

El Vendedor de Versos.

viernes, 25 de marzo de 2011

La dictadura

Lejos ya del único canal televisivo de la dictadura, enciendo la pantalla y tengo a mi alcance cuarenta canales gratuitos. Igualmente monotemáticos y fraudulentos que hace cuatro décadas desde el NODO, hago zapping y encuentro una oferta insultante. Infinidad de opciones que van desde el más repugnante amarillismo al puro insulto de la dignidad y la inteligencia humana. El pueblo aplaude el contenido que a la dictadura le interesa difundir. El pueblo celebra mediante audiencias millonarias su programación. Y entiendo como programación también, la que se produce en la mentalidad social a través de la nutrición que su ocio proporciona. Y es que somos lo que comemos, y el cerebro también come. Y come mierda. Crían polvo los versos de los poetas en las estanterías. Crían malvas las utopías, las emociones y el amor.
Reinventada la dictadura, se refunda aún cuando está más que probada su invalidez. La dictadura global de los mercados y del sector financiero, del capitalismo desaforado, ha conducido a una crisis sistémica que requiere un cambio y no una burda serie de operaciones estéticas.
La dictadura repite mediante su infinita hipocresía el uso de guerras en nombre de la libertad. La misma libertad que predican, no es otra que la del cambio de dictadura que tanto interesa a la dictadura global. No es para nada sorprendente la resolución de la ONU si de un país árabe se trata, para iniciar una guerra descontrolada y con muertos civiles que nadie lamenta si sus cadáveres llevan marcados la firma de las Naciones Unidas. Mientras, Costa de Marfil también se desangra. Mientras, dictaduras criminales de amigos de occidente perpetran horrores en África y en Asia, en Suramérica, incluso en países de Occidente, en manos de gobernantes asesinos. Y siempre habrá atrocidades silenciadas si a la dictadura de los mercados interesa.
La educación mal llamada, se torna en instrucción formativa orientada al éxito y mantenimiento de la dictadura. Y las bases del cambio se vuelven inexistentes porque la base de las futuras generaciones ya está podrida.
Los brazos de la resistencia yacen cortados en arcenes. La juventud rendida y aletargada bajo el manto de las redes sociales y el consumo, bajo la indulgencia y la indiferencia regada de egoísmo, no habla ya de revolución, mucho menos de responsabilidad social. Qué lejos nos quedan Martin Luther King, Mandela o Ghandi.
Los artistas comprometidos pasaron a la historia y se venden por subir al pedestal de la dictadura. Su repercusión social solo es un vehículo, un medio que tiene como fin aumentar su codicia. Silencio y superficialidad a cambio de dinero.
Los movimientos políticos corruptos y enfermos de poder siguen riéndose mientras roban y permanecen sentados viviendo de los recursos de todos.
La dictadura de hoy se viste de libertad. Se viste y esconde tras las multinacionales, la banca y el sistema financiero. Se maquilla y se vende desde sus medios de comunicación.
Y nosotros, cómplices de sus espantosas obras y responsables de su continuidad, seguimos aplaudiendo, cambiando de canal si algo no nos gusta. Y ese es el acto de cambio más revolucionario que se lleva a cabo, sentado desde un sofá.

El Vendedor de Versos.