domingo, 1 de enero de 2012

La vida diseccionada

Mis nuevos textos en vidadiseccionada.blogspot.com

sábado, 22 de octubre de 2011

Finales

Aunque tomemos caminos divergentes tú siempre eres la última resistente de mi pensamiento.

Indómito es sinónimo de mito indomable.

Mi conciencia yace muerta, me dije yo inconsciente.

El soul que suena en el piso de abajo es la melodía turbulenta que acompaña mis amaneceres contaminados en Barcelona.

Vivir en un undécimo piso me acerca al cielo. Basta con tomar el ascensor a planta calle para pisar el infierno.

La vida es una lucha que no desgasta igual a todos.

La pobreza es la hija bastarda del capitalismo.

No es lícito leer tanto para licenciarse, decía un licenciado en no licenciarse.

Aquel entrevistador de recursos humanos puso la misma cara al decirme "ya te llamaremos" que el tipo del metro cuando cerró las puertas cuando casi las alcanzaba.

Estar sin ti sería no pensarte, no añorarte. Estoy sintigo.



El Vendedor de Versos.

viernes, 7 de octubre de 2011

Pecado capital

El mundo sigue dividido entre los optimistas que piensan que dentro de poco comeremos mierda y los pesimistas que auguran que no habrá mierda para todos.
Manuel Saco
¿Cuándo los sonidos de los andenes se convirtieron en vulgar estruendo? ¿Cuándo las masas de gente impersonal pasaron de formar un paisaje multicultural, poético, admirable a marabunta atolondrada?
Fue un despertar incómodo, con la cabeza desorientada y muy pocas ganas de arrojarme al portal y entregar mi cuerpo a los vaivenes de la ciudad, muy pocas ganas de saludar el estúpido tragín de Barcelona y su centro neurálgico, neurótico, psicótico, psiquiátrico, psicópata.
La contaminación acústica de la comunidad de vecinos quizá me sensibilizó durante la noche algo más que los oídos.
¿A dónde irá tanta gente y por qué la ciudad sobrevive día tras día en pleno naufragio del mundo? Los aires de apocalipsis soplan más fuerte en la capital. Esa capital bien puta y vicerversa que enferma a cualquiera y escribe guiones de locos que recitan sujetos enloquecidos sin sujeción. Que conste en acta: enloquecidos que no locos, empobrecidos que no pobres, enaltecidos que no altezas. Brillan de sol radiante las plazas de la capital sin pecado. Las plazas desalojadas de las voces acusadoras que no gustan a los acusados. Por la noche se viste de luto, delito y delirio, y se transforman en la capital del pecado, de pecado capital.
De miles sin trabajo rebuscando en la basura, de basura que se alimenta de esos miles sin trabajo. De imperios que asimilan esa miseria debiendo colocarla en el pasivo de su balance, si es que pasan cuentas alguna vez.
Yo no quiero ser cómplice de toda esta mierda y asisto asolado, desolado, deshonesto al hecho consumado de que sin querer lo soy.
Vivir en la ciudad es una condena firmada, un amor que muta en odio, una sarna que pica sin gusto, unas malvas que arraigan sobre corazones muertos entre ajetreos, pitidos de claxon y bolsas de la compra.
Vuelven a brillar de sol radiante las plazas de la capital sin pecado, vuelven a oscurecer los telones negros de la noche el escenario tragicómico del pecado capital.

El Vendedor de Versos.




domingo, 2 de octubre de 2011

La cuerda que os sostiene

Hay personas que me han contado un sueño recurrente. Dicen que sueñan que caen, que caen y siguen cayendo al vacío y que nada les sostiene, nada les aguanta. Simplemente caen. Es una pesadilla más bien, angustiante, corrosiva, dañina. Una pesadilla que acaba cuando abren los ojos y estrenan nuevo día.
Son tantas las personas que me han hablado de la pesadilla que me he llegado a sentir extraño por no haber experimentado ninguna noche ese vacío inconsciente.
Angustia corrosiva y dañina al darme cuenta que mi vida presente es una caída hacia un vacío sin poder agarrarme a nada. Aún habiendo amado lo siento. Aún teniendo mi propia filosofía de vida, una comprensión del mundo incomprensible de la que me siento orgulloso, una vida cómoda repleta de oportunidades y proyectos.
Sigo mirando adicto a las evasiones de los días de autodestrucción, mirando y escudriñando uno por uno a cada uno de vosotros.
Estoy mirando mientras caigo al vacío, pero no logro encontrar cuál es la cuerda que os sostiene.

El Vendedor de Versos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Entonces supe que no iría

Salí de aquella sala sentenciada de muerte, desorientado. Sentí nacer de nuevo. Me atrajeron los coches envueltos en la soledad de la noche, que cómplice los acogía en su seno. La pintura metalizada se vestía de la capa fría de humedad. Empecé a caminar hacia casa muy lento, deambulando. Como un loco desorientado sabiendo que todo partía de cero. Mi sensibilidad aumentó y captaba los sonidos de la calle, miraba con curiosidad las luces, los carteles de pisos en venta, la plaza nueva sin nadie, sin alma. Aparté mi propia soledad hiriente, la agresiva y dañina sensación de no tenerte.
Las palabras empezaron a tomarme por completo. Partir de nuevo, dejarte atrás, olvido sin remordimientos. Saberme consciente del amor que en mí no habita. Concienciarme de mi propia nada, de la vaciedad de mis días vividos hasta ahora. Pasé de largo, mirando de reojo aquellos lugares en los que me refugiaba de la punzante falta que tomó mi ser, de la que no puedo librarme. La noche era un descampado fúnebre. Yo también. Por dentro yo era también la nada, un piso en venta, luces encendidas hasta el amanecer que no alumbraban a nadie.
Aparté el recuerdo de los besos que supe sentir sin sentido, de tus caderas moviéndose encima de mí, de la pasión que nos movía siendo un motor que se apaga cuando el amor no es mutuo.

Sentí nacer de nuevo. Entonces supe que no iría.

El Vendedor de Versos.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Fugaz

Tarde o temprano lo leerás. Soy víctima de una borrachera introspectiva, una coartada fácil para olvidarte pero acaba siendo imposible. Sucumbo ante el drama que supuran mis ojos y examino con curiosidad mis lágrimas por saber que tengo que perderte ante la falta de costumbre. Estoy roto. Oye fugaz, no me dejes por otro, yo te quiero eterna. Voy a recordar siempre esos días que caben en una mano pero que rebosan en un corazón entero y que no voy a olvidar en una vida entera. Ese drama hecho canción sonando mientras hacíamos el amor en la parte trasera del coche. La boca que me jugué por ti la última noche a sabiendas de que con el tiempo tenía todas las de perder. Y ahora te diría que me dejes atado a mis tristezas que no tendrán cojones de acabar por hundirme aunque ahora así lo sienta. Y a la vez me escaparía sin dudarlo para verte, para consumirnos de pena, para comernos aunque nuestros cuerpos se nos indigesten. Fuiste fugaz, pero yo te quiero eterna vida mía, joder no me dejes.

El Vendedor de Versos.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Dejen salir antes de entrar

Llegué y empecé a sentirme bien en casa. Era la primera vez en años que el ambiente del piso me parecía acogedor incluso note una belleza inadvertida para mí durante tantos años. Sentirme como en casa en mi casa. La etapa intermedia, el día de descanso de un Tour de Francia. Atrás Segovia y Barcelona esperando.
Me recorrió una paz que necesitaba desde hace tiempo, me sentí como un niño grande habiendo encontrado el nirvana oculto en su escondite.
La entrada estaba repleta de maletas, de libros, ropa y demás enseres acumulados durante seis meses de vida independiente. A su vez, mis armarios y cajones eran un caos de desorden. Un reflejo de mi yo pasado. De repente sentí una necesidad abrumadora de deshacerme de todos los recuerdos de los que había escurrido hasta la más mínima gota de nostalgia. No sentía ya nada por la vida en las cosas, los objetos se acumulaban y no les encontraba ningún valor. Como un operario en desahucios empecé a vaciar cajones a tirarlo todo por el suelo como si nada fuese mío.
Me he desecho de libros de secundaria, de escritos, de las cartas de la chica de mi juventud, de agendas, de notas, de apuntes y montones de momentos que apenas ya recordaba. Descubrí los escritos de locura depresiva que fechaban de 2007, notas que hablaban de angustia, que acariciaban ideas suicidas.
En una curiosa metáfora, tiré a la basura los apuntes de mi última etapa en secundaria, los apuntes de bachillerato, especialmente con gusto me deshice de los documentos de matemáticas y de filosofía. Tampoco encontré utilidad a todos los dossieres de marketing, de economía ni de empresa. Tiré años de educación a la basura sin que supusiera ninguna pérdida personal.
Mis armarios y mis cajones han quedado limpios, dejando de ser inútiles almacenes de recuerdos vacíos. Ha sido como sufrir un pequeño y temporal trastorno obsesivo compulsivo. Era incapaz de seguir viendo desorden y sigo con la manía de tirar todo. Es un símbolo de vida nueva, de dejar atrás la adolescencia, como si ahora ya fuera completamente adulto.
La limpia no se reduce a ropa, libros, objetos varios y apuntes. Se amplia simbólicamente a personas, recuerdos diluidos en importancia e intensidad por el tiempo en la memoria.
Quizá sea porque me siento tan lleno de experiencias nuevas que necesite borrar una parte importante, como si mi cabeza fuera un disco duro con capacidad limitada.
Quizá sea porque la quiero tanto, la echo tanto de menos, que cuatro días de recuerdos me ocupan casi todo mi ser y dejo salir lo que queda atrás para que ella entre.
Estoy reconstruyendo mi vida y mi mente para partir de cero en esta nueva etapa, para que ella sea mi todo mientras la vida pasa.


El Vendedor de Versos.

lunes, 22 de agosto de 2011

Vivir a muerte

Hay días que te invitan a hacer balance, a examinar las etapas vividas a diseccionar las experiencias y a saborearlas. Mi análisis es concluyente.

Cierro un año cargado de vivencias, de gente nueva, de sacos de recuerdos y momentos que se quedan conmigo para siempre. Miro la vida de frente, su mirada ya no me asusta. Soy consciente ahora sí, de la inmensa suerte de la vida que me ha tocado vivir. Ha sido muy importante para mí cumplir algunos proyectos y que además las expectativas superen lo esperado. León fue el escenario de cuatro meses increíbles al lado de gente muy importante para mí. Quiero darles las gracias a todos, ellos saben quiénes son y todo lo que hemos vivido no tiene fecha de caducidad. Tratar, hablar, convivir y trabajar con mucha gente diferente me ha permitido entender mejor, a no juzgar, a saber que detrás de cada persona existe un mundo. A no exasperarme por la situación del sistema, a no sorprenderme ya de lo que ocurre, que me duele, pero ya no me mata.

Ha sido un año en el que he estado batiendo muchos recuerdos del pasado y recuperando a gente que fue muy importante y que quería que siguiera presente en mi día a día, así ha sido y estoy muy orgulloso de poder contar con esas personas otra vez.

He vuelto a sufrir periodos muy duros, de soledad, de tristezas y de días grises. La distancia me ha hecho más fuerte y he comprendido que los kilómetros no hacen el olvido si el amor no entiende de kilómetros. Sé que los que me queréis habéis seguido ahí aunque apenas nos hayamos visto. No os olvido, os quiero mucho.

He aprendido a sacrificar papeles importantes para algunas personas en esta obra tragicómica de mi vida, a no otorgarlos a cambio de que sigan siendo felices. Ésa es otra manera intangible de querer.

A todos los que me han ayudado en mi etapa en Segovia, me quedo con lo mejor de cada uno que sin duda es mucho y quedará como experiencia tremendamente enriquecedora para mí. Ha sido medio año inolvidable.

Aunque no me conozcan, gracias a los artistas que me han emocionado este año, que me han hecho pasar tantas horas y me han acompañado tanto. Gracias Quique González, Bon Iver, Charly Efe, Pablo Hasél, Jorge Drexler, Johnny Cash y a otros muchos.

Soy consciente de la gran suerte de poder expresar y vaciarme por dentro, de drenarme escribiendo, y no sé a quién remitir mis agradecimientos por ellos, pero gracias a Dios por permitirme escapar a través de la escritura.

Las noches son trágicas, y como escribí, quizá todos estemos muertos desde que perdimos la inocencia on Saturday night fever.

Creo conocerme mejor y por ello sé dónde soy más fuerte y dónde flaqueo. Tengo cuentas pendientes conmigo mismo y muy importantes. No sé si los próximos trescientos sesenta y cinco días me bastarán para saldarlas, pero lo intentaré como siempre.

Sigue asustándome mucho el paso del tiempo, me asusta mucho, me horroriza, el tren del miedo, el tren del tiempo.

Gracias a la poesía, a las palabras, a la belleza de las cosas, a los gestos a la cotidianidad que es poesía.

Voy a seguir caminando intentando no pisar las juntas de los adoquines aunque sea difícil, encontrar un sitio sin venderme y sin olvidar quién soy.

Creo haber encontrado el amor del que carecía y la paz de compartir mi vida, espero que seas tú porque te empiezo a querer y no quiero dejar de hacerlo.

En fin, gracias por leerme, por quererme, por intentar comprenderme, por compartir vuestros momentos conmigo y hacerlos nuestros.

A ti que ya lo sabes, a Jairo y Andrés porque tenéis carta blanca conmigo y sois mi vida, a mis padres por ser lo mejor que tengo y quererme sin fisuras por darme todo lo bueno que tengo y por no tener en cuenta todo aquello que no es tan bueno.

En fin, seguir luchando y bendita batalla sea la vida, porque hay que vivir a muerte.

El Vendedor de Versos.


martes, 16 de agosto de 2011

Perder los papeles

Si faltan textos y se me han roto los esquemas, si estoy ausente o si dejo de escribir fue porque anoche en la madrugada te vi durmiendo a mi lado y supe que me había enamorado de ti.
Si sigo ausente y me siguen faltando textos será porque la soledad empezará a acosarme otra vez porque no llenes tus ausencias y me vuelvas a dejar tan vacío. Porque no pueda girar la cabeza y abrazarte y volcarte mis besos y matarnos las ansias, volvernos locos de atar.
Sabía yo que contigo iba a perder los papeles.

El Vendedor de Versos.

domingo, 14 de agosto de 2011

Prejuicios

Tengo prejuicios y si no, no tiene explicación ni argumento por qué sin dirigirte una palabra te imaginé como la mujer de mi vida y de mi muerte.

Tengo prejuicios porque si no los tuviera no hubiera sentido mirándote a los ojos cómo eran tus besos sin haberlos probado.

Y también estoy seguro de ser un prejuicioso empedernido porque eres en mi vida más de lo que deberías ser y ni siquiera te conozco.

Malos son los prejuicios, porque al conocer de verdad suelen caerse por sí mismos y eso pasó contigo cuando te conocí.

El Vendedor de Versos.

sábado, 13 de agosto de 2011

Cuando

Cuando los médicos receten poesía a los enfermos.

Cuando medio mundo no viva a costa del otro.

Cuando amemos tanto como odiamos.

Cuando el dinero no sea un dios.

Cuando el hombre sea humano y no una especie animal.

Cuando la televisión alimente nuestro espíritu.

Cuando el tiempo no sea tan fugaz y la nostalgia tan eterna.

Cuando tú me quieras.

El Vendedor de Versos.

viernes, 12 de agosto de 2011

Colores

Sabía mucho más de esa copa de Rioja que de ti. Era de color cereza, granate oscuro o picota, con borde violáceo vivo. De aroma fresco, intenso, afrutado, varietal, con recuerdos a la zarzamora y las grosellas, ciertas notas florales, lácteas y anisadas. En boca bien constituido, cuerpo medio, sabroso y aromático, con taninos dulces, una acidez perfectamente integrada y persistente retro nasal.

Levantando los ojos de esa copa el color azul de lluvia fría del que se vestían tus pupilas al anochecer transformaba esa vida que tú creías color de rosa y que yo siempre vi negra, negra azabache, en gris, gris claro huyendo de la oscuridad. La oscuridad que se iba a dar cita con la noche, en apenas media hora, cuando el atardecer agonizante no volviera hasta mañana, víctima de una muerte temporal y fuera cómplice de nuestra locura. Locuras que con nocturnidad y alevosía se refugiaban y escondían en el asiento trasero del coche y que se metían por debajo de tu vestido hasta llegarte al alma, plaza donde el olvido no suele habitar y donde pido que me guardes el recuerdo para que no se me olvide.

El Vendedor de Versos.

jueves, 11 de agosto de 2011

Como los violinistas del Titanic

La alarma de la desesperanza es un estruendo que revienta tímpanos. Le pitan los oídos al mundo entero que ya no ve una luz al final del túnel.

Nadie apuesta por el cambio de la situación. La política ya es a ojos de la humanidad, una gran e indigna prostituta que se vende escandalosamente, y se entrega al fuego que más calienta.

Saben y sabemos que sea quien sea el capitán del barco no podrá impedir el impacto contra el gran iceberg del aciago futuro labrado por siglos de vergonzosa historia de la humanidad.

Y aquí está la España de cientos de miles de familias desahuciadas, esclavas, de vidas hipotecadas, de casas deshabitadas en manos de entidades financieras que prefieren el abandono de las mismas. Familias que ya apenas se rebelan y como en una trágica y feroz violación consentida ven impotentes cómo se les hunde la vida.

Y aquí sigue la España de los millares de jóvenes acampados, con los corazones despiertos clamando las verdades más manifiestas de nuestra historia, luchando por el fin de un sistema inmoral. Encadenados a la incertidumbre, a la falta de alternativas y de ideas, sometidos al cansancio de una lucha que trata de ser acallada, que es menospreciada e insultada por los medios controlados por los mercados y por todos aquellos que como carroñeros, siguen comiendo del cadáver de los desfavorecidos y viven a costa de ellos. Ahí siguen las plazas teñidas de los toldos del color de la esperanza esperando poder empezar a escribir esa hoja en blanco que es un futuro virgen y que aún nadie sabe por dónde coger.

Perciben y percibimos que algo va a pasar, que algo tiene que pasar. Una vez desenvuelto y hecho pedazos el bonito envoltorio en el que venía empaquetado el éxito, se ha hecho patente que era una gran mentira a la venta en supermercados, con ofertas y descuentos, con clientes VIP, tarjetas de fidelización y endeudamientos en masa.

Así, abrazados a la desesperanza, sabiendo que el barco se hunde, algunos se aferran a sus bienes, y otros lidian como pueden con la amargura, convirtiendo pequeñas alegrías cotidianas en motivos para seguir. Y siguen, siguen como los violinistas del Titanic aún sabiendo que el barco se iba a hundir.

Escriben y escribimos sobre el fin, sin miedo alguno, porque lo que tenga que venir sin duda será mejor que el templo de las desigualdades y las injusticias que hemos levantado. Desde fuera lo contemplamos en los últimos días, por fin, en ruinas se cae, se tambalea.

Que no te pille dentro.

El Vendedor de Versos.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Año bisiesto

La diferencia es que ahora escribo lo que pienso sin pensar en todo lo que escribo aunque aún no escribo todo lo que pienso. La laberíntica dinámica me permite fluir con facilidad un día y otro, en una imparable hemorragia de sentimientos, de pensamientos y de angustias que deben salir sin mucho maquillaje, exponerlos desnudos a sabiendas de sus virtudes y defectos sin temor a que todos sepan lo que llevo dentro.

Mas si el freno de escribir sólo cuando ya no puedo más sigue suelto, puede ocurrir que veintiún días de agosto no me basten y vivo con el miedo de que trescientos sesenta y cinco se me queden cortos, menos mal que nos regala un día el año bisiesto.

El Vendedor de Versos.

martes, 9 de agosto de 2011

Salvación

Quieren que me salve porque cada vez que me hundo en el abandono vienen a rescatarme. Ellos quieren que deje atrás los caminos repletos de trampas, de lodo y de falsas promesas. De noches trágicas, de copas, de aplacar mis ganas entre piernas frías, de rozar el ridículo cuando crees estar en la cima. Quieren que pruebe que otra vida puede satisfacerme más. Me recuerdan que es un crimen desaprovechar juventud e inteligencia al servicio del sistema que no es que se vaya a hundir sino que ya hace aguas. No quieren que sea como los demás, que acabe como los demás, y pase lo que pase sé que sabrán que yo no soy ni era como todos. Dicen que aún puedo volver y me animan a hacerlo. No me reprochan, no me rechazan, no menosprecian.

Ellos quieren que me salve y yo quiero salvarme, hoy sí quiero salvarme.

El Vendedor de Versos.