sábado, 25 de diciembre de 2010

Aquí

Es el escenario más deprimente de mi vida, aunque antes no lo fuera. Me recuerda todo lo malo, llevándose de un plumazo todo lo bueno, con una parcialidad e injusticia estremecedora. Mas así ocurre y no puedo evitarlo. Surgen los fantasmas que creí enterrados, una indiferencia aterradora me toma por completo, ganas de esconderse, de no salir ahí fuera. No quiero ver a nadie, no añoro nada, no concibo más patria que los escasos metros cuadrados que ocupa mi casa ni amo otra figura que no sean mis padres.
Escruto gélidamente los recuerdos, los despojo sin piedad de toda carga nostálgica y me autoconvenzo de que nada merece la pena aquí.
Me despierto por la mañana, pero no me levanto. Sonrío pero no me divierto. Pienso pero no comprendo.
No puede ser bueno no sentir apego alguno hacia tus raíces. No puede ser bueno no sentir apego hacia tus recuerdos. Pero es así y solo quiero enterrarlos, y no hacen más que revolverse en sus tumbas y recordarme que sí, que están enterrados, pero siguen vivos en sus ataúdes.
Hay quien maldice a la distancia y a la soledad. Yo las erijo amigas.
No habrá nadie tan ingrato con sus recuerdos como yo, nadie que pueda cargarse a la nostalgia sin remordimientos. No estoy bien aquí.

El Vendedor de Versos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo entendí a primera hora de la mañana.

Sino aquí, allí :)

Anónimo dijo...

me sabe mal ke estes asi. cuidate... z