jueves, 12 de noviembre de 2009

Las oraciones

A veces basta con no esperar nada, con no pedir nada, con no soñar nada. Basta con tener los ojos mirando a ras de suelo para que desde arriba se presente aquello con lo que ni siquiera te atreviste a soñar. Algunos quejumbrosos llaman a Dios sordo por no prestarles atención a sus fervientes súplicas. Nunca florecerán las peticiones que nacen del egoísmo ni del provecho individual. Dios da sin pedir nada a cambio. Nosotros mismos nos quitamos. Quitar, quitando y quitado. Infinitivo, gerundio y participio de la tónica de nuestros días. El mundo sería distinto si alzáramos la vista, si nuestra espiritualidad venciera en un intenso pulso nuestra vanidad e imperfección.
Hoy el de arriba responde a mis oraciones. Nunca le pedí nada. Y me está dando mucho.

El Vendedor de Versos.

2 comentarios:

Violetcarsons dijo...

A mi nunca me dá nada.

Ni siquiera me devuelve el móvil ni mi ordenador...

YaiZa dijo...

Me estoy enamorando de tu forma de escribir.

Tiene razón el escrito. Toda la razón del mundo. Basta que con que desees algo (y más aún si lo haces egoístamente), basta que lo pidas, para que no llegues a obtenerlo.
Las cosas que yo más agradezco son las que llegan solas,por sorpresa,los regalos que te ofrece el día a día.

Están muy bien los detalles que añades a cada pensamiento, tienes esa capacidad propia de poetas de saber matizar cada elemento.

Un besazo.